domingo, 4 de enero de 2015

Me limito a daros mi consejo personal

Palacio de Liria   Pamplona/Iruña 28 Noviembre 2014
Duque de Alba de Tormes
D. Carlos Fitz-James
Don Carlos, me dirijo a usted obviando los tratamientos, símplemente de persona a persona. En primer lugar vaya por delante mí pésame, por la pérdida de su Señora madre Dña Cayetana.
Me es un deber innegable poner a nuestra historia en el lugar que le corresponde por dere­cho, de la que sois partícipe, para poner fin a quinientos años de falsedades.
Me permito darle datos históricos, sin agobiarle, por ello doy comienzo. El 25 de agosto de 1424, el monarca Carlos III de Evreux, en la boda de su hija ilegítima Juana con Don Luis de Beaumont, hijo de Don Carlos de Beaumont, Alférez del Reino, siendo por lo tanto el primer Conde de Lerín, con la distinción de las Corte nabarras de Condestable del Reino, título no hereditario.
El 10 de Marzo de 1507, la Reina titular de Nabarra Dña Catalina I de Foix, ante el Tribunal de Baiona, anula de la Armeria del Reino el título del Condado de Lerin y Condestable de Nabarra, y la confiscación de todas sus propiedades a Don Luis II de Beaumont, acusado de alta traición, siendo desterrado, el mismo que falleció en la corte de su cuñado Fernando el Católico en 1508.
Con estas aclaraciones, las que podeis verificar, le hago saber, que dichos títulos no exis­ten en la Armeria de Nabarra. Ahora bien, que el invasor y conquistador se lo rehabilitara a Don Luis de Beaumont, fue un fraude y usurpación sin precedentes. Como le expreso desde 1507 no existen.
Introduzcamonos en la trayectoria de su antecesor, el temido y odiado en la Nabarra del entonces, el que bien recompensó a Don Luis de Beaumont, por su ayuda prestada a conquistar Nabarra en 1512, pasando a la historia como un genuino traidor. Sigamos, dicho Duque penetró violando la frontera de Nabarra por la Burunda el 21 de julio de 1512, sin previa declaración de guerra, sorprendiendo a la población y a las Corte de Pamplona. Su paso por el Reino quedó patente de su brusquedad e intolerancia, sembrando el pánico por todas las villas de este milenario reino, cometiendo crímenes de lesa humanidad, delitos que no han prescrito, los que en su momento pueden ser llevados ante tribunales internacionales
Nuestra memoria no nos falla,sabernos que fuimos conquistados y expoliados, ya va siendo hora de reparar el daño ocasionado por el bien de todos, poniendo fin a estas farsas.  Me limito a daros mi consejo personal, efectue la renuncia al título de Conde de Lerin y el de Condestable de Nabarra (ambos no existen) Ya su Señora madré vendió al Gobierno de Nabarra las propiedades de la Casa Condal de Lerín, las que ya no tenia desde 1507, fue algo que no se pudo evitar, dicho trato se hizo en el mas estricto anonimato, de haber sido hoy se hubiera evitado ante una corte de justicia....a fin de cuentas era un botín de guerra, la historia así lo demuestra, la historia del vencedor desde luego no, dado la escriben los vencedores.
Si tras meditar con vuestra conciencia y ética acordais renunciar a dichos títulos, me lo haceis saber, la misma que se dará a conocer en todos los medios de comunicación de Nabarra y su ciudadania quedará informada. No estaría de mas, que pidiera a Nabarra perdón por las atrocidades cometidas por su antecesor. No considere esto como una humillación, si no mas bien un gesto de humanidad y sencillez. Tome ejemplo de el Papa Juan Pablo II, el que en nombre de la Iglesia Católica, pidió perdón a Nabarra por las faltas y errores cometidos por la Inquisición. Así se nos comunicó mediante su Carta Enciclica de 12 de Marzo de 2000 Ciudad del Vaticano.
Sin mas que expresarle,en la espera de sus gratas noticias,le saluda atentanente.


fdo. Blas de Beaumont